• Antecedentes HistóricosLos antecedentes más remotos de esta fiesta datan de la época prehispánica, tiempo en que se celebraban las Xochipanias, festividades en las que se elegía a una joven de cada Calpulli (Barrio) para después, ofrecer flores y ofrendas a Tláloc, Xochipilli y Xochiquetzalli.Al inicio de la época Colonial la religiosidad indígena se modifica y las creencias del catolicismo europeo son impuestas por los evangelizadores; se fija una fecha establecida por el calendario litúrgico para celebrar el Viernes de Dolores, que toma el lugar de las Xochipanias.Esta celebración se vuelve típica hacia 1785, a partir de que el Virrey Bernardo de Gálvez inaugura el paseo de la Viga en el pueblo de Santa Anita Zacatlamanco (en la actual Delegación Iztacalco), uno de los paseos más bellos de la capital.  Una vez establecida, la fiesta toma características específicas debido a la gran cantidad de flores que se vendían, en especial las amapolas, razón por lo que sería conocida como Viernes de Amapolas, días en los que se organizaban bailes populares, comidas y concursos.Recién entrado el siglo XX, alrededor de 1902, debido al deterioro que sufre el canal de la Viga y las obras de construcción del mercado de Jamaica, hacen que cambie radicalmente el entorno que hasta esos días prevalecía, provocando que  la tradición poco a poco desaparezca.  Posteriormente al terminar las luchas Revolucionarias, la fiesta estaba en franca decadencia, básicamente por la degradación del nicho lacustre, con el considerable descenso de las aguas del canal y la creciente urbanización del lugar.De la “India Bonita” a la Flor más Bella del Ejido

    Hacia 1921, con motivo de la celebración del Centenario de la consumación de la independencia, el periódico El Universal abre una convocatoria a nivel nacional para un concurso denominado La India Bonita, que trataba de reconocer la belleza de la mujer mestiza mexicana, siendo éste el primer antecedente directo de la actual celebración.

    Durante el periodo presidencial del General Lázaro Cárdenas, en 1936, se instituye el concurso de La Flor más Bella del Ejido, certamen que enaltece las características de la mujer mestiza que habita la zona ejidal del Distrito Federal (actual Ciudad de México), y, del mismo modo, se establecen las bases para participar en él.   Con el pasar de los años, y a pesar de los esfuerzos del gobierno de la Capital para mantener la tradición del Viernes de Dolores o Viernes de las Flores, el último año en que se celebra en Santa Anita fue en 1953 debido al deterioro del entorno, entre otros factores.

    En el año 1954 se traslada el festejo a Mixquic, pueblo perteneciente a la Delegación Tláhuac, que poseía las características tradicionales del antiguo paseo, sin embargo, la limitada asistencia de visitantes obliga a cambiar la sede a Xochimilco, lugar con el prestigio suficiente como centro turístico, con un paisaje y una población que pudiera rescatar y proyectar nuevamente la tradición. Es entonces, en 1955, cuando se celebra por primera vez en la Delegación Xochimilco, donde hasta la fecha se realiza cada año ininterrumpidamente, con la misión de recuperar los cultos y manifestaciones prehispánicas que enriquecen a la población y que recrean la época en que se le rendía culto a la flor convertida en deidad, Xochiquetzalli.

    Esta celebración permite a la campesina, o hija de campesinos, mostrarse ante la sociedad como una entidad independiente; enarbolando la mexicanidad como característica fundamental al portar el atuendo tradicional del Altiplano central (conformado por: chincuete, blusa blanca de cuello cuadrado con manga corta y bordada en punto de cruz, rebozo “de bolita” o Santa María, ceñidor, ataderas para trenzar su cabello, tochomitl y huaraches).

    Los elementos que toda concursante debía llevar estaban asociados a la producción agrícola: flores y legumbres producidas en el ejido al que representaban, de ello deriva la importancia de portarlos con respeto.  Hoy en día participan 12 de las 16 delegaciones de la Ciudad de México que en algún momento contaron o cuentan con ejidos, así, Álvaro Obregón, Azcapotzalco, Coyoacán, Cuajimalpa, Magdalena Contreras, Milpa Alta, Gustavo A. Madero, Iztapalapa, Iztacalco, Tláhuac, Tlalpan, y desde luego, Xochimilco se dan cita en esta celebración.

    Las participantes asumen el nombre de una flor con el que serán identificadas durante todo el certamen; deben portar el atuendo con orgullo, ya que serán evaluadas por su porte, seguridad y desenvolvimiento; asimismo, elaboran un mensaje que será emitido ante la comunidad para, de este modo, seleccionar a las semifinalistas.   En la etapa final las semifinalistas dan respuesta a la pregunta que seleccionan en sobre cerrado, misma que evalúa el jurado calificador para elegir a los tres primeros lugares.

    Las ganadoras son coronadas y adquieren el compromiso de participar, difundir y promover las tradiciones que han mantenido viva esta gran fiesta.